Al principio, me sentía muy incómoda. Mi corazón latía fuerte. Me sentía expuesta, desnuda, y temía ser juzgada. No obstante, mi recuperación progresaba a medida que revelaba más cosas de mí misma, de mis creencias y comportamientos. Mirar atrás para ver los años durante los cuales me crie con la enfermedad del alcoholismo ha sido doloroso, pero también valioso en términos de ayudarme a descubrir mi identidad. Estaré eternamente agradecida a esos miembros que tuvieron la valentía de compartir su propio viaje de dolor, descubrimiento y recuperación. Me ha permitido tener la valentía para retirar suavemente las capas de vergüenza, humillación y falta de dignidad que una vez sentí, para verdaderamente redescubrir mi identidad como una persona agradecida que es capaz de aportar.